miércoles, 19 de junio de 2013
ESPARRAGOS TRIGUEROS DE LA PASTORA
INGREDIENTES: 2 manojos o 3 de espárragos trigueros, un
puñado de almendras peladas crudas, 1 o 2 rebanadas de pan del día anterior de
½ centímetro de grosor, 2 o 3 dientes de ajo, ½ vaso de agua de aceite de
oliva, una pizca de cominos, unas vueltas de molinillo de pimienta y ¼ de
cucharita de sal.
PREPARACIÓN: Freír las rebanadas de pan en cuadritos,
sacarlas y en el mismo aceite freír las almendras y por último los ajos. Todo
ellos se maja en un mortero, o se bate en el vaso de la minipimer con un poco
de agua.
Mientras se sofríe lo anterior, habremos lavado los
espárragos y los hemos ido cortando en trocitos con la mano, hasta que notamos
resistencia y damos con los tallos duros que desechamos.
Estos trocitos de espárragos los echamos en el mismo aceite
y a fuego lento los rehogamos lentamente, hasta que están tiernos.
Entonces añadimos el majado junto con la pimienta, la sal y
los cominos, removemos y servimos.
Se puede servir con huevos duros, aunque yo lo preparé con
filetes de panga fritos como se ve en la foto
Es una receta de cuento, la hacía mi madre cuando era
pequeña y su sabor me encantaba, ella dice que la aprendió de mi abuela y que
donde nació, en Huercal Overa, un pueblito de Almería, de niña, recogía espárragos
silvestres y luego los cocinaban así.
Es de cuento porque mi padre me contaba que había dos
comidas que las pastoras podían hacer a un príncipe perdido en el bosque, sopa
de ajo, con ajos silvestres y pan, y espárragos trigueros, con espárragos verdes
silvestres, como los hacía mi madre, según él, era infalible que después de
probar alguna de estas recetas el príncipe no cayera rendido a los pies de la
pastorcita, que pronto sería llevada en su caballo al reino donde sería su
princesa.
Después
de este comienzo, mi hermana y yo, tomábamos la sopa y los espárragos con los
sueños aún de jovencitas de encontrar también un príncipe azul, a estas
alturas, creo que es una mala idea continuar con la tradición de esos cuentos
que una niña podía confundir con una visión de la realidad trasnochada, es mejor
quedarse en tu casa de pastorcita que irte sin más con un desconocido al que le gusta tu comida ;)
domingo, 9 de junio de 2013
EL ARTE QUE VINO DEL MAR
Mi padre me contaba de niña muchos cuentos, pero hay uno,
que ahora en la distancia, es como el cuento de su propia vida, era el cuento
del HOMBRE DEL MAR, un viejo pescador de pelo blanco, que vivía en una pequeña
casa encalada cerca del faro, y salía cada día a pescar, solo que siempre
volvía con caracolas vacías y piedras de colores, porque al final, soltaba a
los peces que pescaba, después de mucho tiempo tomo la costumbre de hablarles
como si en realidad estuvieran allí escuchándole y no comiendo las migas de pan
que les echaba, cantaba para ellos una canción de la que queda la melodía y se
han borrado las palabras, que hablaba de un reino marino y subterráneo parecido
al del hombre pero más solidario.
Con las conchas vacías y las piedras hacía naves, olas, pájaros,
elefantes, sirenas…, muchas obras que luego regalaba a los niños pobres que no
tenían otro juguete, me contaba, que un día, el viejo marinero fue al mar y le convencieron sus
amigos los peces para que visitara su precioso reino y ni el ni su barca volvieron.
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