domingo, 1 de mayo de 2011

¿PERMITE QUE ME PRESENTE?


“…Como la flor del leandro y tus sienes como el pámpano y la uva, como la fuente y la pila, como la arcilla y el pulgar, como en tus flores la cera y la miel…” (D’ Annunzio en “Alcyone!)


Entre nosotros las normas de cortesía en una presentación han ido variando a lo largo del tiempo, desde el antiguo besa manos al apretón de manos, y también según las zonas geográficas, todos hemos bromeado con la singular forma de saludarse de los esquimales frotándose la nariz, los tres besos de los franceses, el beso en los labios entre los rusos y otras costumbres aún más originales.

Los animales también tienen sus peculiares formas de saludarse, oliéndose, gruñéndose al medir al otro, ignorándose… ¿pero, y las plantas, tienen también una forma de presentar sus respetos a las que las rodean?

En el mundo vegetal también existe el afecto y la antipatía por llamarlo de alguna forma que empatice con nuestras costumbres, porque hay entre ellas compatibilidad, indiferencia o aversión.


El complejo de la incomunicabilidad

El mundo que hemos creado es cada vez más individualista, ya no existen aquellas típicas visitas a los vecinos y parientes, no hay apenas tiempo, las relaciones son más singulares y escogidas, y los encuentros también más distanciados, con tan poco tiempo no solemos complicarnos con plantearnos qué plantas se llevan mejor con otras, pero si queremos que crezcan saludables, finalmente hay unas pautas a la hora de plantar determinadas especies juntas o separadas.


Simpatías entre plantas

Las rosas y los ajos se llevan muy bien, cultivando ajo y rosa en un mismo arriate, las rosas tendrán flores con más belleza y perfume.

La higuera y la ruda tienen una gran afinidad, tal como menciona Bacon, filósofo inglés (1561-1626), que señala que una gran armonía reina entre las dos plantas, cuando se plantan juntas, cada una toma el alimento que no pertenece a la otra del suelo común.


Antipatías o incompatibilidades

La col y el ciclamen, no se llevan muy bien, plantados en el mismo lugar luchan sus raíces y solo queda viable una de ellas.

La misma falta de consideración se tienen la ruda y la cicuta y la caña palustre y el helecho, como mínimo debe haber una separación de 3 metros entre ellas para que ambas puedan subsistir.

El precioso clavel que parece tan inofensivo en apariencia es muy exigente y se queda con toda la humedad y tibieza de los terrenos que rodean sus raíces, ninguna hierba, arbusto o árbol se resiste a su voracidad para los nutrientes, por lo que debe plantarse aislado.

Entre plantas aromáticas hay tensas relaciones, por lo que hay que evitar poner el mismo lugar lavanda y laurel, tomillo y mejorana, ya que en su lucha por la supervivencia se secan una a otra.

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