domingo, 20 de febrero de 2011

LAS VERDURAS DE LAS ASTRONAVES


“… y por el cielo correrán naves de fuego…” (Apocalipsis)

Las astronaves del futuro destinadas a llevar a los hombres a otros mundos parecen cada vez una realidad más próximas, según Stephen Hawking, dentro de 20 años estaremos en condiciones de colonizar la luna y algo más adelante, para el 2046, podremos hacerlo con Marte.

Las naves estarán impulsadas por motores especiales que disminuyan los seis meses necesarios de trayecto actuales, tal vez con plasma o fotones que permitan alcanzar la velocidad de la luz, hablaremos de años-luz y tal vez nos planteemos llegar a nuevos destinos planetarios, ¿cómo dotar a los hombre que se trasladen de alimentos, luz y agua?, desde el punto de vista de la ciencia ficción hemos visto la sustitución de los alimentos por píldoras, algo que ya es una realidad científica, también se ha avanzado en la reconversión del agua regenerándola, pero ¿será suficiente? ¿o los posibles visitantes y turistas querrán probar también allí, en aquéllos cósmicos lugares, alimentos más apetitosos?

Asegurar el alimento en las astronaves y quizá en los futuros asentamientos puede estar ya previsto, plantando huertos artificiales, así nació el cultivo aeropónico en el que la agricultura se desvincula definitivamente de las estaciones y de la tierra misma, consideradas hasta ahora como elementos indispensables y esenciales para todo tipo de plantaciones.

Nada nuevo bajo el sol

Es posible el cultivo de productos para la alimentación incluso donde el ambiente es poco apto para recibir las semillas y hacer que germinen, y en realidad, este extraordinario resultado había sido alcanzado ya desde hace algún tiempo con los sistemas hidropónicos, es decir, con el cultivo sobre cascajo o arena por la que se hace correr agua rica en elementos nutritivos, técnica que tuvo su origen en Alemania alrededor de 1860, donde se había conseguido cultivar plantas en un simple terreno de arena enriquecida con soluciones minerales, sin embargo, fue en Estados Unidos después de la primera guerra mundial, en las estaciones agrícolas de Rhode Island y de NEw Jersey, donde se aplicó el descubrimiento, mejorándolo con las nuevas técnicas de cultivo denominadas “hidropónicas”, el sustrato mineral estaba constituido por piedras y arena.

Los estadounidenses realizaron cultivos hidropónicos en algunas decenas de hectáreas en varias islas del Pacífico para asegurar que los soldados, durante el conflicto bélico de la segunda guerra mundial, pudieran tomar verduras frescas en su dieta.

Tras la segunda guerra mundial se iniciaron investigaciones y experiencias en Italia, en Pisa, Perugia y Palermo, que adquirieron cierta actividad comercial en algunas granjas agrícolas de Liguria, Lacio, Sicilia y Toscaza, también encontró la técnica hidropónica cierto grado de aplicación en varios países de América y Europa, así, en Estados Unidos, se puso en funcionamiento en sus sumergibles nucleares instalaciones hidropónicas para la producción de hortalizas frescas destinadas a consumir a bordo, con la superación de evitar la dependencia de las estaciones, el terreno y la luz solar.

Del cultivo hidropónico al aeropónico

El cultivo aeropónico deriva del hidropónico, perfeccionado a escala industrial, se realiza en espacios cerrados y aislados, protegiendo el cultivo de cualquier parásito, las plantas se desarrollan en tubos denominados “líneas”poniendo sus raíces en tubos dispuestos en varios planos dentro de una estructura metálica especial.

Estas instalaciones tienen una gran producción, en una explotación agrícola tradicional si un agricultor produce 10.000 kilos de tomate al año, con el cultivo hidropónico llegaría a 70.000 kilos y con una instalación aeropónica hasta 140.000 kilos.

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