jueves, 7 de abril de 2011

LA FLOR DE ABRIL: LA ANÉMONA

En el lenguaje de las flores la anémona tiene el significado de abandono, así en el siglo XIX el envío de un ramo de anémonas equivalía a un mensaje de adiós.

La anémona, o “anemone” en latín, procede del griego y significa viento, aunque su origen es controvertido, algunos estudiosos afirman que es sinónimo de fragilidad frente al viento, de caducidad y belleza, pero también de muerte.

Los antiguos egipcios conocían estas misteriosas flores y las relacionaban con la enfermedad, los etruscos, las conocían como emblema de luto.

Las anémonas pertenecen a la famita de las “Ranunculáceas”, su origen está en Europa, Cáucaso, Liberia, Asia Menor, cuenca del Mediterráneo, China, Norteamérica y Japón.

Se cultiva fácilmente tanto en maceta como en tierra, el terreno debe estar siempre fresco, pero no muy húmedo

Las especies más interesantes son:

A. Japónica, muy decorativa, llamada también “anémona japonesa”, que florece en blanco o en lila, con rico follaje, durante todo el invierno, su flor dura mucho tiempo cortada y conservada en agua. Muy indicada para balcones y jardines.

A. Hepática, conocida también como “hepática noble” y “hierba de la Santa Trinidad” porque tienen hojas triangulares.

A. Nemerosa, muy abundante en los bosques húmedos y sombríos de Europa con bellísimas flores blancas y rosadas.

A. Narcisiflora, muy bella, con flores blancas que vive arraigada en las rocas.

A. Pavonina, especie rara de ver, se encuentra solo en la montaña y cultivada en jardines, de intenso color rojo.

A. Pulsatilla, de intenso color violeta, característica de jardines alpinos o rocallas.

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