lunes, 26 de abril de 2010

Los árboles sagrados

“Pediré a las flores que dibujen sobre le cielo una plegaria y a las hojas que escriban sobre el viento mi súplica y Tú, oh Dios, acuérdate de mirar los árboles para saber que yo he rezado”. (De un antiguo canto sudanés) Los rituales religiosos y las plantas estan muy relacionados, en los cultos paganos, se identificaba a los grandes árboles con la misma divinidad.
Los árboles han provocado sensación de respeto y protección en muchas culturas, se les ha atribuido una función mágica y se ha contado con ellos para hacer frente a muchas adversidades.
En la tradición cristina hay plantas con especial simbolismo como el olivo o la vid, la mostaza o la higuera, que han necesitado de muchos exégetas que comenten e interpreten los contextos y significados de los párrafos en los que aparecen, pero entre las creencias paganas hay múltiples ejemplos de plantas sagradas.
Desde Mesopotamia hasta el Sudán
En la antigua Babilonia los templos estaban rodeados por un recint
o sagrado que encerraba un bosque y una zona reservada a los animales destinados a ser inmolados durante los sacrificios, nadie podía tocar las plantas que crecían en los recintos de los templos, o equivalía a una profanación.
Entre sus plantas sagradas se encontraba la palmera, llena de simbolismo, como se desprende de restos arqueológicos. (Ninhursag, Enki y la palmera, a la derecha)
En los pueblos semitas, anteriores al reinado de David y Salomón, todavía nómadas y acostumbrados a las zonas áridas y desérticas, parece que tuvo gran importancia la palmera, tan importante en los oasis de los desiertos y desde donde estas tribus administrab
an justicia.
En Egipto, la función protectora alrededor de las moradas de los dioses se atribuía al “gladiolo” mientras que junto a la
puerta de los templos no podía faltar, al menos, un árbol de sicómoro .
En la India, estaba prohibido construir un templo en un claro de bosque sin árboles, sobre todo, los “banyan” de múltiples troncos, estos árboles conocidos como Picus Benghalensis, crecían alrededor de las construcciones dándoles protección y garantizando la “atención” de los dioses.
En China, junto a las pagodas surgen muchas veces grandes ejemplares de “ginkgo” (Ginkgo Biloba), una planta de las más antiguas que existen, por un ritual de tiempos remotos, era necesaria la existencia de un ejemplar junto a la puerta de cada templo, lo que ha sido un salvoconducto para que esta planta llegue hasta nuestros días.
En el Sudán existe la costumbre de que junto a la cabaña del custodio del “fetiche” de la tribu, vegeten cuatro árboles de acacia, de copa en forma de sombrilla y ramas paralelas al suelo.

Rituales
En la India junto a los templos, además de la cortina de bañan, esta siempre presente un grupo de “Ficus Religiosa”, llamada así porque desde muy antiguo se considera un árbol sagrado.
Las pagodas de Annam están rodeadas de bosquecillos de “lim” o tamarindo (Tamarindos), cuya madera es la única que puede usarse en la construcción de las columnas del peristilo, donde se desarrolla la vida de los monjes.
En Tonquín, para este mismo uso, se utiliza el “nghien” o sándalo (Adenanthera pavonina), de madera durísima y bello color.
En China, en los altares del “dios del suelo” hay cinco árboles que los rodean: un pino (de la especie Mugo), una Thuya, , una Catalpa bignonioides, un castaño y una acacia.
Por último, podemos recordar que en templos del Himalaya abundan los cipreses, estos árboles son los encargados de transmitir al cielo los mensajes de los hombres.

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