(de "Poma"de Juan Manuel Naveros Burgos)
Existe desde hace años en oriente (Dinatía Song 420 a.C.), se pensaba que el té contenía el elixir de la juventud, pero no todos los tipos de té cumplían con esta preciosa función, se trata de un té que brota en las montañas chinas de Fu-jian, a 6.000 metros de altitud, y que estaba vetado a la mayoría de la gente, y reservado al Emperador y su Corte, por sus efectos reconocidos antioxidantes y prolongadores de la juventud, era y sigue siendo una exquisitez, aunque ahora esté al alcance de más personas probar tan enigmático producto.
Este té sólo se recolecta 2 días al año, normalmente en primavera, y en condiciones muy concretas, es preciso hacerlo al atardecer o antes de que amanezca, cuando aún el sol no se posa con brillo en las hojas, sino provocando sombras sobre ellas, y debe hacerse cuando la temperatura es de unos 18 º, y tomando sólo los brotes más tiernos, de los que después se seleccionan las hojas perfectas, se secan durante tres días a la sombra, y no requiere ningún proceso posterior, lo que lo diferencia de otros tipos de té y mantiene quizá sus efectos y beneficios diferentes.
La ancestral ceremonia para servir y tomar té, comprende tazas finas de porcelana, luz apropiada y gestos lentos y precisos, respetar esta forma de tomar té puede parecer que carece de importancia, pero cuando buscamos, no solo una taza de infusión caliente, sino tomar junto a ella, la fuerza que la tierra ha procurado a la planta con que la que hacemos la infusión es parte indispensable para alcanzar sus beneficios, ingerir el té utilizando su rito, da el poder, tal vez, de esa planta que los emperadores creyeron única y privilegiada por su mágico efecto.
Gracias a una antiquísima receta podemos disfrutar de este té aquí mismo, utilizando una planta de similares características, que no es tan inaccesible, sólo necesitamos un huerto, o una planta en nuestro jardín de dimensiones suficientes como para procurarnos las hojas necesarias.
LA RECETA
Se trata de la planta de las fresas, mejor de la silvestre o fresa salvaje (fragaria vesca), recoger por la mañana temprano, en un día soleado, unas cuentas hojas de fresas, pero de las más tiernas, de color verde claro, todavía no muy abiertas ni formadas. Las hojitas deberán ser privadas del tallo y puestas a secar al aire y a la sombra, removiéndolas a menudo para evitar que ser marchiten.
Cuando las hojitas están bien secas, deben ser colocadas en un recipiente de vidrio que cierre herméticamente. Las hojas de fresa se emplean como un té normal, es decir:
Calentando agua (mejor mineral), sin que llegue a hervir
Poner una cucharadita de hojas de fresa por taza y una más para la tetera
La tetera debe estar caliente, enjuagar con agua hirviendo, poner después la cantidad de té necesaria, y sobre las hojas verter el agua a punto de hervir (80 grados).
Tapar la tetera y dejar en infusión máximo 5 minutos, este té, al ser muy delicado, no necesita excesivo tiempo de reposo, servir filtrado y tomar con su ceremonia.
Además de su dulce sabor y delicado aroma, el té de fresas tiene otro secreto poder, en algunas regiones de Centro Europa existe la costumbre de ofrecérselo a los recién casados por la ligera excitación sensual que produce.
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