“De un beso !palabra dulce! ,
no comprendo por que labios no se atreven ,
si la palabra los quema,
¿que seria el beso? de ello os asustáis.
Ya habéis pasado sin sentirlo
apenas de la chanza al suspiro ,
y del suspiro a las lágrimas .
Avanzad un poco más ;
casi de una manera invisible .
De las lágrimas al beso,
no hay más que un escalofrío.....
¿Pero que es un beso, al fin y al cabo?,
un juramento hecho un poco más de cerca,
una promesa más rotunda,
una confesión que se quiere confirmar
Un secreto a la boca en lugar de decirlo al oído ;
Un instante del tiempo infinito que produce
el rumor de una abeja,
una comunión con gusto de flor,
una forma de tomarse el respiro
del corazón y degustarse un poco
el alma en los bordes de los labios...”
(De Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac fragmento. Escena del beso)
Este precioso monólogo de Cyrano de Bergerac da idea de la dulzura de un beso de amor. También Rubén Darío encontró unos hermosos versos para describir los labios: “Boca soñadora de rosa y de mora, estuche que guarda perlas de Basora”, y es que muchos poetas y escritores han plasmado en sus obras la belleza de unos labios femeninos, delicados, rojos, delgados, gruesos, temblando, seduciendo…
¿Pueden los labios revelar secretos del corazón?
Puesto que son tan importantes y pueden llegar a revelar tantas cosas, que menos que cuidarlos, y poner atención en su perfume, un prolongado frescor del aliento.
Hay muchas razones que pueden determinar que el aliento no sea el adecuado para completar a una boca atractiva, el tabaco, alimentos mal digeridos, condimentos como el ajo o la cebolla, o incluso, la tensión.
Podemos recurrir a un remedio casero vegetal, antiguo, como el nacimiento de la necesidad de besar.
RECETAS
Vino al anís
Poner a remojo durante 9 días en 1 litro de vino blanco de calidad los siguientes ingredientes: 120 gramos de semillas de hinojo, 120 gramos de semillas de anís, 240 gramos de regaliz desmenuzado. Pasados 9 días, filtrar y poner en un botella provista de un tapón que cierre hermético.
Tomar una cucharada de este vino antes y dos después de cada comida principal.
Masticar después de cada comida (o, por lo menos, después de haber comido alimentos con ajo, cebolla u otra sustancia que deje un fuerte sabor, un pedacito de raíz de iris o de rizoma de iris bien limpio.
Basta masticar la raíz durante algunos minutos, y luego arrojarla, para asegurarse un aliento fresco y perfumado durante todo el día.
Seguro que después de probar las recetas podría decir de nuestros labios algún poeta, lo mismo que Gustavo Adolfo Bécquer dijo a alguna hermosa mujer de su época:
“Sabe si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada”
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