“Recuerdo bien, lo sabes, con nostalgia, tu jardín apenas desprovisto del hielo del invierno, cuando sobre el prado, como por encanto, aparecían dos grandes corazones rojos heridos por una flecha” (Antología rusa – B. G. Norkosky)
Una preciosa novela rusa romántica, que tal vez, para el gusto actual, sea anticuada, narra un amor dulce y triste a la vez, que vive su más hermoso clímax en el marco de una casa de campo de provincias, dentro de los límites de un jardín.
El texto contiene alusiones de carácter botánico interesantes, en él se menciona la existencia de dos corazones rojos, que hacia el mes febrero, aparecían mágicamente en el jardín, bajo la ventana de la protagonista, estos corazones, parte integrante de la novela por ser singulares, forman parte de la intriga del libro para el lector, pero hacia el final, simplemente dejan de mencionarse, sin despejar las lógicas dudas de cómo surgían, rojos y torneados, en un prado verde.
Afortunadamente, para los que tienen en cuenta los detalles, el misterio lo aclara un librito del siglo XIX en el que se explica la técnica que permite obtener prados de hierba roja.
Para disfrutar en un jardín de hierba de color rojo, desde el tono rubí al púrpura, es necesario comenzar a preparar el prado en enero, cubriendo zonas del césped con unas tablas de madera tupidas, éstas pueden dar formas caprichosas al trozo tapado, como corazones, flores, u otra forma que nos parezca bella.
Bajo las tablas se deberán clavar listones de madera de unos 6 centímetros de altura, con el fin de que las tablas no se apoyen sobre el prado, sino sobre estos listones, quedando el entablado “suspendido”.
Bajo esta cubierta, al resguardo de la luz y de las inclemencias de parte del frío, crecerá la hierba blanquecina por la oscuridad, después de 15 días, en una mañana fría, se debe proceder a la remoción del entablado, exponiendo la tierna hierba crecida al azote del hielo y el frío, entonces, en un solo día, en ocasiones, y en 2 o 3 días otras veces, todos los tallos nuevos de hierba, bajo el repentino frío y luz, adquirirán una peculiar coloración roja en distintas tonalidades.
Este fenómeno tan interesante tiene una duración de un mes aproximadamente, es decir, durante Febrero, luego, las zonas rojizas recuperan paulatinamente su tono natural verde, y la superficie se hará de nuevo uniforme.
No todas las hierbas son adecuadas para realizar este juego de colores y formas en el jardín, se obtienen resultados con la “Poa pratensis”, pero no debe intentarse con otras especies que provocarían colores amarillentos y resultados poco lucidos, como la “Dichondra repens” o la “Sagina subulata”.
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