martes, 7 de septiembre de 2010

COMIDA DE LIBRO


En muchas novelas aparecen descripciones de suculentos platos, como en estos párrafos seleccionados de la novela de relatos de amor “Veintiuna historias de Amor”, de Pedro Blanco Naveros (Ed. Alhulia), en que la descripción nos da idea de la seducción y sensualidad que puede haber en una mesa bien servida.


“Mientras esperábamos comenzaran a servirnos nuestra cena, degustando un buen vino tinto de la Rioja, Adriana me desvelaba más datos de sus experiencias. Era de madre italiana, de ahí su nombre y de padre madrileño, muy independiente, estuvo fugazmente casada, sólo dos meses, un rotundo fracaso y no quería más compromisos, todos los veranos realizaba un gran viaje y en cuestión de hombres, pasaban muchos, pero sin más, solo pura diversión y la necesidad de sentirse deseada.

Precisamente, el último verano visitó China, por ello estaba tan puesta en lo de la seda, se preparaba histórica y geográficamente antes de la iniciación real del trayecto elegido, para las próximas vacaciones iría a Australia.

Con unos raviollis rellenos de queso exquisitos y un tomate de ventresca con salsa de gazpacho sobre la mesa, me siguió hablando de China, la gran desconocida, todo lo que se mueve se come y nunca sabes qué comes, por la gran cantidad de especias con las que condimentan los alimentos.

En las grandes ciudades hay tanta contaminación que no se ven las estrellas, ni tan siquiera el sol, con la desagradable sensación permanente de una niebla gris de polución.

En cambio en el campo, o en el resto de las ciudades del país, es todo puro espectáculo y hospitalidad.

Le gustó mucho Xian, antigua capital del Imperio, un emperador se hizo esculpir un ejército de más de 7000 figuras de guerreros y caballos de terracota a tamaño real, para que fuesen enterrados cerca de su tumba, así, aún estando muerto tendría tropas bajo su mando. El ejército de terracota fue enterrado en formación de batalla en tres fosos, que pueden visitarse turísticamente.

“Toda una pasada”, me exclamó, al tiempo que nos trajeron el postre, pan perdido de manzana con crema helada de vainilla.

“Exquisito, no perdono un postre, a pesar de no recomendarlo por mi profesión, me encanta todo lo azucarado.”

“Mi nombre significa, la que vive en el mar y el Mediterráneo también es mi pasión, he estado en el Levante español, en la costa italiana, hay una isla maravillosa Ischia, en el golfo de Nápoles, tiene una pequeña población Casamicciola, ciudad termal por excelencia, me encantan los baños termales y los masajes corporales, también he visitado las islas griegas, ¡ah Santorini!,” dicen que es lo que queda de la Atlántida, puedes contemplar puestas de sol de impresionantes.”…

… Nos sirvieron un extraordinario foie a la plancha y un solomillo a la brasa exquisito, acompañado de un buen vino de la Ribera del Duero.

Con el café trajeron pastas y una botella de Alquira y tuvimos una dilatada sobremesa, como si el tiempo se hubiese enlentecido, desde luego, una cena y una bebida deliciosa con una compañía simpática y hermosa, era un espectáculo prometedor."

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