lunes, 15 de febrero de 2010

Manos Bellas, Signo de Feminidad

“Mostradme la mano de una mujer y os diré si sabe amar” (Honoré de Balzac)


Si los ojos son el espejo del alma, ¿qué son las manos?, muchos piensan que revelan nuestra personalidad, en el lenguaje corporal observarlas nos puede dar una clara idea de cómo es la persona que tenemos delante, nerviosa, tranquila, interesada, reservada…, si hacemos caso del personaje Sherlock Holmes, de Conan Doyle, mirando unas manos podríamos decir a quien pertenecen, porque ellas guardan vestigios del trabajo que realizan o de la ausencia de trabajo, por sus defectos o por su delicadeza, así, las manos, pueden revelar nuestra personalidad.

Cuidar la belleza de las manos puede ser, por tanto, una carta de presentación, ya que no pasan desapercibidas.

Hoy existen muchas cremas que palian los efectos que los agentes agresivos tienen en la piel de nuestras manos, pero no esta de más, saber que existe una formula original muy antigua que pertenece a un recetario del año 1560 en el que se recogen curas de belleza de las que se valía una enigmática mujer, Catalina de Médicis, esposa del rey de Francia, Enrique II, ésta mujer vivió en una época en que la higiene y la belleza comenzaban a despuntar de nuevo tras años de oscuridad, y si hacemos caso de los datos históricos ella puso su granito de arena para que renaciera la coquetería femenina en su corte, italiana de nacimiento, permitió que las comidas fueran mixtas, con hombres y mujeres, introdujo en Francia, el tenedor, y una serie de perfumes y productos de belleza que fueron muy bien acogidos en la corte francesa, que tal vez, desde entonces, cuente con esa fama de ser cuna de la cosmética. En el recetario, el capítulo dedicado a la belleza de las manos se da este consejo que puede ser de utilidad:

RECETA

"Tendrás manos bellísimas y blancas y muy suaves si tuvieres constancia para usar esta crema, una vez a la semana":

Toma 2 manzanas maduras, de cualquier calidad y divídelas en 4 partes después de haber separado la pulpa y el troncho.

En cada pedazo de manzana introduce un clavo de clavero y pon las manzanas en un baño con agua de rosas, haz que éste agua cubra ligeramente las manzanas.

Deja en el baño un día entero y luego haz hervir durante 10 minutos. A continuación, quita los clavos, aplasta bien la pulpa, une a todo ello un poco de harina de trigo para hacer una especie de papilla densa y, espárcela sobre las manos, déjatela una hora entera así y luego lávate con agua tibia, verás y oirás maravillas.

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