miércoles, 21 de abril de 2010

La Violeta, Tímida, Perfumada, Romántica


“Entre yerbas escondida – mira la oscura violeta, - que con su perfume inquieta, - como lámpara encendida - en la grana primavera; - cual tu vida ser debiera – la violeta te lo enseña, que en alta filosofía, - siendo reina de la umbría, - la pompa vana desdeña.” (Juan Manuel Naveros Burgos, “La Violeta”)
“Como ave precursora de primavera, en Madrid aparecen las violeteras…” comenzaba una memorable canción de la película “La Violetera” de Sara Montiel, y es que violeta, es un nombre que nos trae muchas evocaciones, nos recuerda la tragedia musical de Verdi “La Traviata” (la extraviada), cuya heroína se llamaba así, nos recuerda hermosos versos dedicados a ella, como el famoso lieders de Goethe sobre la tímida violeta: “¡Ay! Pensó la violeta, ¿Quién pudiera ser la más hermosa flor de la naturaleza, aunque solo fuera un instante?”; a pesar de su fama de flor modesta, mereció los cuidados y la admiración de un gran personaje histórico como Napoleón Bonaparte, cuentan que era un gran amante de las violetas, cada aniversario de boda, enviaba a Josefina un gran ramo de ellas, tal fue su vinculo con estas flores que se convirtieron en su emblema, llegando a llamarse a Napoleón con el apodo de “Cabo Violeta”.
Los mitos más antiguos cuentan que fueron creadas por Zeus como alimento dulce y delicado para la ninfa Io cuando fue convertida en vaca.
LAS RECETAS
Helado a la Violeta
Esta hecho más de perfume que de sabor, muy apropiado después de una cena copiosa y pesada, o como intermedio de una interesante partida de cartas, en todos casos el helado de violeta tiene la virtud de desviar las conversaciones hacia el romántico mundo de las flores.
Para preparar el helado hay que recoger un buen ramo de violetas del prado o de una especie conocida como “de Parma”, de corolas grandes y perfumadas. Después de ponerlas un rato en agua, es preciso mojar lo pétalos de las violetas en un recipiente, añadiendo ½ litro de agua que ha hervido junto con 125 gramos de azúcar haciendo un almíbar muy ligero.
Dar vueltas durante bastante tiempo hasta que se haya mezclado el sabor de las violetas con el almíbar y luego dejarlo reposar durante media hora. Filtrar la mezcla, recoger el líquido en un recipiente que pueda ser introducido en el congelador, y dejarlo hasta que adquiera consistencia granulosa, el sabroso resultado nos refrescará agradablemente.
Conserva de violetas
Deliciosa para endulzar el pan tostado o para rellenar bollitos, o una tarta.
Necesitamos 125 gramos de flores de violeta, 1 kilo de azúcar y 1 vaso de agua. Cocemos el azúcar y el agua hasta que la mezcla comience a espesarse (a punto de hebra). Separamos del fuego en este momento y le añadimos los pétalos bien limpios y pasados por la turmix con un dedo de agua, volvemos a poner el recipiente en el fuego y cuando el azúcar comienza a “hincharse” apagamos y vertemos la conserva en recipientes de vidrio que puedan ser cerrados herméticamente, y podemos contar con una deliciosa conserva muy perfumada y misteriosa sino decimos su origen.
Mermelada a la Violeta
Se prepara como la conserva, pero con una variación: después de cocer el azúcar y añadir la pasta de pétalos, se le añade un bote de mermelada de miel, se mezcla y se pone al fuego unos minutos.
El problema del color
Estos dulces de Violeta resultan de un sabor insólito y exótico, y vale la pena probarlo, pero tienen el problema del color, la bella tonalidad de las violetas no se conserva, y toman un color difuminado amarillento poco atractivo, por eso, para darles un aspecto “lila” es preciso añadir colorante.

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